28 septiembre, 2006

Cansado de...esperar!


Eso es, cansado de esperar. Y ¿por qué? – me pregunto yo. Este verano he tenido la oportunidad de pasar dos meses en el extranjero y tratar con una gran variedad de gente proveniente de diferentes países y culturas, y me he dado cuenta de algo: en España siempre hacemos esperar; en la mayoría del resto de mundo NO. Y, ¿por qué? – me pregunto yo. Quedas con unos amigos a las 21:00 para ir a cenar, y aparecen a las 21:30. Tienes una reunión de trabajo programada de 10:00 a 11:00, y con suerte empieza a las 11:00 y acaba vete tu a saber cuándo. Y, ¿por qué? – me pregunto yo. Tanto preguntarme a mi mismo, no tuve más remedio que pararme a analizar el porqué de esta absurda e irritante situación.
Tu tiempo es un bien que nadie puede valorar o juzgar. A qué dedicas tu tiempo, y cuánto tiempo dedicas a cada cosa que haces es algo que solo te concierne a ti. Eso quiere decir simple y llanamente que todos los demás no tenemos ningún derecho a juzgar. Cuando te hacemos esperar, le estamos quitando el valor a tu tiempo y lo estamos despreciando. Estamos juzgando tu tiempo. Si quedo contigo a una hora, y llego diez minutos tarde, te estoy haciendo perder 10 minutos de tu tiempo. Igual en esos diez minutos no ibas a hacer nada….igual si….pero una vez más: ¿quién soy yo para valorar eso?

Desde mi humilde punto de vista, hacer esperar a los demás es una grave falta de respeto hacia los demás y es, probablemente, uno de los peores defectos que una persona puede albergar. Me he encontrado con gente que te dice: “Es que por diez minutos no te va a pasar nada”. Y digo yo, ¿Por qué no?, ¿Quién te dice a ti que no iba a hacer nada importante en esos diez minutos, y por no hacerte esperar a TI, he dejado de hacerlo? También he escuchado: “Como quedamos a las 10:00, pues ya voy a las 10:15 y así no espero”. Este caso me parece más grave si cabe. En este caso el retraso ya es completamente premeditado y con alevosía. Es INMORAL. Y por desgracia mucha gente lo hace(mos).
El problema es que se ha creado una especie de círculo vicioso que parece no tener fin. Como los demás llegan tarde, yo llego tarde para no tener que esperar. La próxima vez los demás llegarán tarde porque la última vez yo llegue tarde y esta vez les toca a ellos no esperar. Y así, podría seguir con esta cadena hasta el infinito y más allá. Vasta ya.
Tras esta experiencia que comentaba al comenzar estas líneas con gentes de diferentes países, me he dado cuenta de que todo es cuestión de respeto. En España, vivimos en la cultura de no respetar a los demás. En (casi todo) el resto de mundo, la gente es educada bajo la primera ley natural del respeto a los demás. A ver si aprendemos.
Creo que todo está en nuestras manos. Debemos romper entre todos esta dinámica en la que estamos en la que no se valora el tiempo de los demás y llegamos sistemáticamente tarde a cualquier cita, ya sea personal, deportiva, profesional, etc. Lleguemos pronto. Si quedamos a las 21:00, es a las 21:00, y tenemos que hacer todo lo que esté en nuestras manos para no llegar ni un minuto tarde, si es posible. Esto incluye, y es un aspecto muy importante, el no empezar una tarea nueva cuando estamos esperando a alguien que llega tarde a nuestra cita. Una vez más se crea un ciclo vicioso sin fin: yo espero, para no esperar empiezo a hacer algo, mientras hago algo, llega quien yo estaba esperando, le hago esperar, cuando yo acabo, quien estaba esperando se ha ido a hacer algo mientras yo esperaba, y me toca esperar, para no esperar empiezo a hacer algo…y así hasta el infinito y más allá (otra vez).
Por todo esto, creo que es importante que seamos conscientes de que el romper este círculo en el que estamos es cosa de todos y cada uno de nosotros. No lleguemos tarde. No esperaremos, no haremos esperar, y sobretodo, y más importante, respetaremos a los demás, que es, probablemente, una de las pocas leyes de las que nadie, independientemente de la raza, cultura, idioma, procedencia o religión, estará en contra.

No hay comentarios: